jueves, 25 de noviembre de 2010

Pájaros que cantan

Ricardo Sánchez. Las aves son capaces de producir gran variedad de sonidos, ya que, exceptuando unas pocas especies que son mudas (cigüeñas, algunos pelícanos y los buitres), el resto son capaces de cantar, o, al menos, de emitir algún tipo de sonido. Concretamente, el grupo de los pájaros llamados cantores, o canoros, producen una serie reconocible de notas.

No hay que confundir el verdadero canto con las denominadas llamadas, que, habitualmente, son una única nota repetida, como es el caso de las llamadas de vuelo de los pinzones. De hecho, hay aves, como las palomas, que no pueden, propiamente, cantar, ya que no tienen siringe, un órgano vocal capaz de modificar el sonido de maneras muy variadas. En los verdaderos pájaros canoros, cualquier especie puede presentar una gran variedad de cantos. Las especies más primitivas, biológicamente hablando, emiten cantos más sencillos, y a la inversa. El primer premio de canto lo tiene el mirlo, a quien el estudioso Garstang llama el “El Beethoven de los pájaros”. Es capaz de inventar largas y complejas melodías, y, tal como también son capaces de hacer, por ejemplo, los zorzales, percibe las octavas y los acordes perfectos mayores, y los introducen en muchas de sus melodías. Los mirlos poseen gran variedad de cantos, e incluso parece que componen pequeñas melodías que, si les gustan, las van repitiendo año tras año.
Mirlo
Fotografía: Ricardo Sánchez Alférez

Hay especies a las que se las observa ocupadas en algo que parece ser práctica de canto. El cantante Frangcon Davies (1905), describe a un petirrojo americano al que sorprendió en esa ocupación, todos los días, en el Central Park de Nueva York. El pájaro fué aprendiendo a emitir las notas que estuvo practicando perfectamente afinadas y con total claridad, de manera que su melodía pudo ser transcrita en un pentagrama.
Muchos pájaros recién nacidos ya adiestran sus gargantas cuando aún están en el nido, y los gorriones, por ejemplo, ya emiten sonidos desde dentro del huevo.
Los pájaros aprenden el canto de sus padres. Un pájaro que es criado por padres de otra especie, cantará como sus padres adoptivos. La excepción es el cuclillo, que conserva el canto de su especie aunque nunca haya oído cantar a los suyos.
Todos los pájaros tienen gran capacidad de imitación. De hecho, sus cantos suelen ser transmitidos por tradición, de padres a hijos. Tal y como ocurre en el folklore tradicional de las personas pueden irse produciendo cambios en los cantos a lo largo del tiempo y según los lugares. No obstante, existen individuos especialmente bien dotados que son capaces de crear sus melodías y prescinden, al menos, parcialmente, de las melodías tradicionales de su especie.
Se documentó en Suiza un caso de un mirlo que escuchaba la melodía que un pastor silbaba cada día, aunque eso, sí, bastante desafinada. El mirlo la aprendió, pero correctamente afinada.
Respecto a la capacidad de imitar, algunas especies son capaces de imitar el canto de otras. Por ejemplo, se sabe de un sinsinote que imitaba el canto de otras 30 especies, y de un estornino que imitaba a otras 22, así como a ovejas, perros y personas.
Otras especies, como las aves del paraíso, las aves lira y los jardineros australianos, además de imitar a otras aves y animales, son capaces de copiar sonidos como la bocina de un coche o el agua que cae en un cubo.
Los buenos pájaros cantores suelen ser de colores apagados, aunque hay alguna excepción, com el azulejo americano o la cardelina inglesa.
La conducta de los pájaros mientras cantan, varía según las especies. El ruiseñor parece caer en éxtasis, mientras que otras especies parecen hacerlo maquinalmente.
Como ya se ha comentado, muchos pájaros son capaces de imitar y aprender melodías. El propio Mozart, anotó, en su libro de cuentas, el gasto de 34 kreutzer (unos 2 €) para comprar un estornino adiestrado, al que le enseñó un canción.
Hacia 1700, John Hamersley publicó, en Londres, un libro con melodías especiales para pájaros, que les podían ser enseñadas mediante el flageolet.

Afinación 

Se ha discutido bastante sobre el tema de la afinación absoluta o relativa de lo pájaros. Los autores Sir J. Swinburne, Baronet y F.R.S., en su obra Procesos mentales en la música, relatan el caso de un loro gris al que le habían enseñado a silbar fragmentos de música de Beethoven. Cuando le decían Sonata Pastoral, el animal silbaba un trozo de esa sonata.
Durante varios días escucharon al loro y anotaron lo que cantaba. Vieron que la altura era parecida, pero, un día, estando el loro al sol, se puso a silbar por iniciativa propia todo lo que sabía, repitiendo unas y otros, y lo hizo en tonalidades diferentes, con lo cual se concluye que no hacía uso de una afinación absoluta, sino relativa.

Los mejores cantores 

El ruiseñor, el mirlo y la alondra son de los que mejor reputación tienen, así como el zorzal. Otros son el cardenal de pecho rosado, la tángara escarlata, el vireo canoro y el abadejo de corona runí. Pueden emitir frases de 20 a 30 notas y ritmo complejo.
El canto de los canarios ha sido perfeccionado por los criadores, y los hay que pueden cantar hasta 14 frases.


 Ruiseñor
Fotografía: Orchi.
Con licencia GFDL.


Por qué cantan los pájaros 

Siempre se ha considerado que los pájaros cantan para atraer a sus compañeros. Obviamente, esta es un importante función. También sirve para delimitar el territorio que ocupa cada cual, lo cual evita luchas y otros problemas. También sirve para mantener los lazos entre las parejas y para que los integrantes de éstas se sincronicen durante la época de cría.
Otros sonidos que emiten los pájaros tienen relación con las llamadas de vuelo de alimentación, o de comunicación entre padres e hijos.
Sin embargo, los pájaros también cultivan el canto como lo hacen los humanos, por simple placer de tipo estético, o por ocio. Cuando las obligaciones familiares son más fuertes, decae el tiempo dedicado al canto.
Incluso hay pájaros que cantan a coro. En algunas especies de horneros (furnáridos), los miembros de una pareja cantan a dúo. Otras especies alternan su contribución al canto conjunto, como los alcaudones. Frecuentemente, los dos miembros de la pareja cantan con tanta sincronización que parece que sea uno sólo.
Los jilgueros y los estorninos cantan, a menudo en coros, así como las golondrinas. Se han observado estorninos en los cuales un solista empieza una frase que acaba el resto a coro.
En otras especies se ha observado como, varios grupos, dispersos, van alternando el canto, que va pasando de unos grupos a otros, hasta volver al primero de ellos.
Y la cosa no sólo se limita a cantar, como en el caso de las gallinas de roca, sudamericanas, que se reúnen en grupos y algunas de ellas danzan mientras el resto mira.

Inspiración de compositores 

Numerosos compositores se han inspirado en el canto de los pájaros para componer sus obras. Los clavecinistas franceses de siglo XVIII, como Couperin, Daquin o Rameau, escribieron numerosas composiciones cuyo carácter y títulos recuerdan a las cantos de los ruiseñores, jilgueros o tórtolas.
Walther (1650), imita el canto de los pájaros en su música de cámara. Händel introduce muchas imitaciones de los pájaros (com en su obra El cuclillo y el ruiseñor). En la ópera Rinaldo se imitan a los pájaros con dos flautas y un flageolet, e, incluso, en la primera representación de la ópera en Londres (1711), se soltaron multitud de gorriones en el escenario.
Y así, Telemann (Aria del ruiseñor), Vivaldi (Concierto del cuclillo), Bach, Haydn, L. Mozart (Sinfonía de los juguetes, en la cual algunos juguetes imitan a los pájaros), Beethoven, Wagner, Saint-Saëns (Carnaval de los Animales), Granados (Goyescas), Respighi (publicó una suite -Las Aves, que es una refundición orquestal de todas las composiciones anteriores que hacían referencia a los pájaros y un largo etc. han imitado o utilizado a los cantores de la naturaleza: los pájaros.